(c) Lógica y prehistoria XXIII
Es lógico que durante la glaciación, el hombre de cro-magnon utilizara una vestimenta de pieles de animales que vivían alrededor como osos polares, yaks, mamuts...etc. Estas prendas eran muy pesadas y cubrían todo el cuerpo al igual que las largas túnicas en el imperio romano. Su pesadez para proteger del frío es una razón de su fuerza y corpulencia. Cuando se produce el deshielo y nos acercamos al neolítico, pierde estatura y las pieles con las que se protege, están hechas de animales no glaciares como ciervos, toros, caballos...etc. Puesto que no transformaba las pieles, hay que concluir que solamente las cortaba según sus medidas con herramientas para este fin. Para curtir pieles actualmente se requiere de sosa cáustica NaOH, cal viva CaO y sulfuro sódico entre otros elementos. El curtido vegetal requiere de cortezas o leños de árboles como pinos o encinas. El curtido moderno se realiza con cromo. Estas pieles son azules.
Para cazar tenía que disponer de libertad de movimiento y agilidad, lo que no es posible portando prendas gruesas y pesadas en la actualidad. Para poder cazar sin problemas, cosa que hacían en grupo y con algún tipo de estrategia como los lobos, requería de mayor altura y fuerza. Es decir, durante miles de años, el hombre de la glaciación se adaptó a temperaturas extremas y los restos fósiles hallados confirman esta impresión. Una situación de temperaturas extremadamente bajas supone que la colaboración formaba parte esencial de su cultura natural. Al igual que los lobos, espantaban a los animales que deseaban cazar hacia una dirección determinada, normalmente un estrechamiento del terreno, donde otro grupo de cazadores se avalanzaban sobre ellos. Utilizaban como método curativo la trepanación, lo que indica que el frío extremo atacaba al sistema nervioso, aumentando la presión en los hemisferios cerebrales, por contracción craneal.
El hecho de que no desarrollara lanzas, arcos y flechas posiblemente tiene una explicación lógica. Los animales salvajes no le temían como en la actualidad sino que era considerado una pieza más dentro de la cadena alimenticia. Un rastro de sangre posiblemente atraía a depredadores fuertes y agresivos como felinos, osos o lobos, lo que representaba un panorama de enfrentamiento contra la naturaleza salvaje, cosa que intentaba evitar. El pelaje grueso, casi una coraza, de los grandes hervíboros hacía inviable el uso de flechas. El coste marginal era superior al bienestar marginal. En algunas cuevas se encuentran representados gráficamente mamuts del neolítico que tenían en esta época ya un menor tamaño. Todos los animales salvajes eran más grandes y fuertes que en la actualidad. Si consideramos que la pieza cazada tenía que ser transportada hasta la cueva, o zona de seguridad, el grupo de caza, no podía dejar rastro alguno de su actividad. En las zonas abisales se han encontrado ejemplares gigantes de animales. Las bajas temperaturas, las grandes presiones y la ausencia de luz, son factores que producen un mayor tamaño. Todo esto indica que la cueva del hombre glacial tenía una gran profundidad, es decir, se expandía verticalmente y no horizontalmente. El grosor de un glacial puede alcanzar y superar los 300 metros de altura. Una erupción volcánica subglacial crea ríos de agua y lagos. El mundo glaciar exigió una especialización adaptativa y su desaparición supuso una nueva adaptación evolutiva. A grandes presiones, se producen distintas variedades de hielo, con mayor densidad que el agua.
No se puede descartar que se enfrentara físicamente a lobos, osos blancos o felinos glaciares. De estos enfrentamientos sabía que eran animales que había que evitar, convertiéndoles en tótems. Era un competidor y vivía en zonas medianamente extensas donde las cuevas rivales de otros clanes abundaban. Y estas zonas glaciares estaban cerradas geográficamente. El hombre de cro-magnon se había especializado pero también los animales se habían adaptado a las condiciones de la glaciación. Cuando nos aproximamos a las culturas andinas de valles aislados, el tótem no es, en algunos casos, animales sino plantas y los cráneos del enemigo eran considerados trofeos.
Doy por finalizada esta entrada. 04/07/2019
Es lógico que durante la glaciación, el hombre de cro-magnon utilizara una vestimenta de pieles de animales que vivían alrededor como osos polares, yaks, mamuts...etc. Estas prendas eran muy pesadas y cubrían todo el cuerpo al igual que las largas túnicas en el imperio romano. Su pesadez para proteger del frío es una razón de su fuerza y corpulencia. Cuando se produce el deshielo y nos acercamos al neolítico, pierde estatura y las pieles con las que se protege, están hechas de animales no glaciares como ciervos, toros, caballos...etc. Puesto que no transformaba las pieles, hay que concluir que solamente las cortaba según sus medidas con herramientas para este fin. Para curtir pieles actualmente se requiere de sosa cáustica NaOH, cal viva CaO y sulfuro sódico entre otros elementos. El curtido vegetal requiere de cortezas o leños de árboles como pinos o encinas. El curtido moderno se realiza con cromo. Estas pieles son azules.
Para cazar tenía que disponer de libertad de movimiento y agilidad, lo que no es posible portando prendas gruesas y pesadas en la actualidad. Para poder cazar sin problemas, cosa que hacían en grupo y con algún tipo de estrategia como los lobos, requería de mayor altura y fuerza. Es decir, durante miles de años, el hombre de la glaciación se adaptó a temperaturas extremas y los restos fósiles hallados confirman esta impresión. Una situación de temperaturas extremadamente bajas supone que la colaboración formaba parte esencial de su cultura natural. Al igual que los lobos, espantaban a los animales que deseaban cazar hacia una dirección determinada, normalmente un estrechamiento del terreno, donde otro grupo de cazadores se avalanzaban sobre ellos. Utilizaban como método curativo la trepanación, lo que indica que el frío extremo atacaba al sistema nervioso, aumentando la presión en los hemisferios cerebrales, por contracción craneal.
El hecho de que no desarrollara lanzas, arcos y flechas posiblemente tiene una explicación lógica. Los animales salvajes no le temían como en la actualidad sino que era considerado una pieza más dentro de la cadena alimenticia. Un rastro de sangre posiblemente atraía a depredadores fuertes y agresivos como felinos, osos o lobos, lo que representaba un panorama de enfrentamiento contra la naturaleza salvaje, cosa que intentaba evitar. El pelaje grueso, casi una coraza, de los grandes hervíboros hacía inviable el uso de flechas. El coste marginal era superior al bienestar marginal. En algunas cuevas se encuentran representados gráficamente mamuts del neolítico que tenían en esta época ya un menor tamaño. Todos los animales salvajes eran más grandes y fuertes que en la actualidad. Si consideramos que la pieza cazada tenía que ser transportada hasta la cueva, o zona de seguridad, el grupo de caza, no podía dejar rastro alguno de su actividad. En las zonas abisales se han encontrado ejemplares gigantes de animales. Las bajas temperaturas, las grandes presiones y la ausencia de luz, son factores que producen un mayor tamaño. Todo esto indica que la cueva del hombre glacial tenía una gran profundidad, es decir, se expandía verticalmente y no horizontalmente. El grosor de un glacial puede alcanzar y superar los 300 metros de altura. Una erupción volcánica subglacial crea ríos de agua y lagos. El mundo glaciar exigió una especialización adaptativa y su desaparición supuso una nueva adaptación evolutiva. A grandes presiones, se producen distintas variedades de hielo, con mayor densidad que el agua.
No se puede descartar que se enfrentara físicamente a lobos, osos blancos o felinos glaciares. De estos enfrentamientos sabía que eran animales que había que evitar, convertiéndoles en tótems. Era un competidor y vivía en zonas medianamente extensas donde las cuevas rivales de otros clanes abundaban. Y estas zonas glaciares estaban cerradas geográficamente. El hombre de cro-magnon se había especializado pero también los animales se habían adaptado a las condiciones de la glaciación. Cuando nos aproximamos a las culturas andinas de valles aislados, el tótem no es, en algunos casos, animales sino plantas y los cráneos del enemigo eran considerados trofeos.
Doy por finalizada esta entrada. 04/07/2019
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